El historiador José Antonio Guiadás leyó su manifiesto del Día del Peón en el Melga

El profesor/historiador del IES. de Ponteceso Luís Antonio Giadás Vázquez, en el día de ayer en la sala de conferencias y exposiciones del Centro Cultural/MELGA, leyó para un nutrido número de asistentes al acto, del Manifiesto del Día del Peón en Galicia, con motivo de celebrarse el VII Festipopeóns de Ponteceso. El documento fue redactado por el docente con el título de “Poemas sobre el peón”. Debido a la gran solicitud de peticiones que nos han llegado a la Fundación solicitándonos el texto, a continuación trascribimos íntegramente el mismo, para que se pueda leer y deleitar por todos los alumnos y profesores de Galicia, en sus respectivos centros docente, para festejar dicho magno acontecimiento.

MANIFIESTO DEL VII FESTIPOPEÓNS 2018

“POEMAS SOBRE EL PEÓN”

                                                                                por: LUIS ANTONIO GIÁDAS ÁLVAREZ

Buenos días a todos.

En primer lugar, permitidme que agradezca a Ricardo, en el nombre del Museo Etnolúdico de Galicia y de la Fundación Ricardo Pérez y Verdes, la oportunidad de estar aquí, con todos vosotros, para leer este Manifiesto que abre el VII Festipopeóns, en este San Martiño del año 2018.

Repito: agradezco que me había invitado a leeros un manifiesto sobre el peón porque se lo que había pretendido Ricardo había sido una demostración mía de cómo baila el peón en mi mano, pues … mal comenzábamos! A fe que el pobre peón quedaba muerto en el intento o iba a parar, escaleras abajo, hasta a Galescola. Bien sabe Ricardo de mis habilidades manuales y deportivas, que para eso me padeció como profesor, allá en la era en la que no existía ni tan siquera Decatlón y que todos los chándales eran azul marino, como si me los fuera gardamariñas de Marín, y todos los tenis eran blanco nuclear y de una sola marca y no existían distinciones entre calzado para trekking, running, footing o jogging.

Así pues, voy a enfocar el presente Manifiesto en el terreno que piso menos resbaladizo: lo de la palabra, que para eso llevo más de treinta años garlando por lana mui a los sufridos docentes.

El otoño trae sus frutos, como la primavera: nueces, castañas, avellanas, moras, frambuesas, arándanos, kiwis, peras, manzanas, granadas, caquis, membrillo, uvas o higos. Mas también trae los peones por el San Martiño de Tours – el caritativo jinete romano que había compartido la capa con el Cristo disfrazado de mendigo – y de ahí: “Por el San Martiño, trompos al camino”. Del 11 de noviembre a 15 de enero, en todas las aldeas se amarraban las “piolas” a las barrigas de los trompos para soltarlas de golpe y desafiar a ver quien era capaz de hacer bailar peones y buxainas el mayor tiempo posible.

Pero, además, el peón se convertirá en materia literaria – como las flores, los pájaros o los astros del firmamento – en el que los poetas voltean sus sentimientos, y, para muestra de lo que digo, os traigo algunos ejemplos.

Para el atormentado Charles Pierre Baudelaire, el peón simboliza el malestar vital que nos consume, en su obra “A viaje”:

Imitamos ¡horror! al peón y a la pelota

En su vals y nos sus saltos; hasta nos nuestros sueños

la Curiosidad los atormentan y los envuelven,

Como un Ángel cruel que fustigará soles.

¡Singular fortuna en la que el final se desplaza,

y no estando en parte alguna, puede estar no importa dónde!

¡Donde el Hombre, que jamás la esperanza abandona,

Para encontrar el reposo corto corre siempre como un loco!

A ritmo de vals sí que escribe Alain Hannecart pero de vals alegre y juguetón y no existencialista como el dicho autor de “Las flores del mal”:

Tú tornas y habías visto,

actriz de un corto momento

y mantienes tu equilibrio en movimiento.

Como el corazón humano, tú te dañaste en el camino

Y tú partes mañana

En un giro de la mano.

En un mundo sin charla,

ti silvas y cuantas.

Y tu vida

es una pelota,

que muere sobre una ola,

como un hermoso pájaro blanco

atrapado en su cabriola.

Mas permitidme finalizar este Manifiesto poético/ peonético con una metáfora de Erwan Lee Faucheur, que había equipado la buxaina, perinola, perindola, peones y trompos con el… no os lo digo, con quien … ya lo entenderéis en la última línea y ya os enteraréis por que dejo estos versos para el final:

El peón torna a la vida

Sobre los posibles infinitos de asombrarse.

Gira sin vacilar a todos sus deseos

De algunos amigos sea sus frágiles sinceridades.

Él no cesa jamás su volteo encantado

Para hacerte compartir su humanidad innata.

Mucha angustia, peón amado, pero las gotas

desécanse con un viento de estío sobre la duda.

El corazón del peón es la inmensidad de las maravillas:

Cuando su humor escintilea, acaba por borrar el sol.

El espíritu del peón es la simplicidad

Curiosa.

Como yo te amo, en parte!

Como yo te amo, mi peón … mi hija!

Muchas gracias por vuestra atención y… comenzad ya a amarrar las cuerdas y que dancen ya los peones!

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